¿Cómo nos sentimos cuando alguien nos lastima o nos trata injustamente?
¿O cuando sufrimos por hacer lo correcto? Con frecuencia, estas experiencias causan sentimientos de frustración, amargura, e incluso ira. Sin embargo, Dios llama a sus hijas a mostrar una respuesta diferente, una que resulta inesperada para aquellos que nos rodean. Él desea que cultivemos un espíritu afable y apacible, uno que haga ver al mundo la realidad de nuestro Padre celestial, y que le glorifique aún más.